Tercera persona:
Adriana aterrizó, intentando no darse contra un árbol. Soltó a los niños, que jadeaban por falta de aire.
Adriana aterrizó, intentando no darse contra un árbol. Soltó a los niños, que jadeaban por falta de aire.
Klever casi se congelaba entero con el contacto de la chica. Cuando corrían entre la gente y cuando le dio la mano en la mano y empezó a volar. Los niños en brazos de Adriana tiritaban, pero tampoco se habían quejado.
Los niños miraron a Adri, asustados. Una niña se atrevió a decir <<gracias>> y otra se susurró a ésta <<es un hada>>, el niño restante dijo bajito, estremeciéndose <<pero está muy fría>>. No despegaron los ojos de la chica.
-La mejor forma que tenéis de agradecérmelo es no contárselo a nadie. Será nuestro secreto-dijo poniéndose a su altura y guiñando un ojo- Nunca os encontrasteis conmigo ni con esos hombres, y os aseguro que no los vais a volver a ver. No os preocupéis.
Los niños asintieron. La miraron con ojos repletos de fascinación.
Ella no podía estar segura de eso. Pero notaba que esa presencia tenebrosa y esa sensación de peligro inminente habían desaparecido. Sabía que si volvía al callejón no estarían allí, pero tenía unas ganas de encontrárselos y patearles… ¿Quiénes eran aquellos siniestros psicópatas? El contacto con la criatura le había resultado familiar…porque era frío…como ella. Sacudió la cabeza.
-Sabéis volver desde aquí ¿no?- preguntó
Los niños volvieron a asentir, pero no se movieron del sitio. El niño quería preguntarle si vivía en un reino de criaturas de cuentos de hadas, la niña si la volverían a ver y la otra niña si tenía poderes. Miraron a Klever, él era un vecino conocido del pueblo. Pero parecía tan conmocionado y fascinado como ellos.
Adriana se dio la vuelta, replegó las alas y las cubrió con la capa. Empezó a andar. Los niños se miraron, dudando si ir tras ella. Adriana en un par de pasos se fundió en la espesura y los dejó allí clavados. Klever también había dudado. Ahora que sabía ESO, ¿quería Adriana que él fuese con ella?, ¿acababa de irse para volver a emprender su viaje?, ¿iban las palabras que dijo a los niños también dirigidas a él?
Finalmente, titubeó y se volvió hacia el camino que llevaba al pueblo, y luego corrió hacia los árboles por los que había desaparecido Adriana, esperando, deseando encontrarla.
Si ella quería, echaba a volar y lo dejaba atrás, para siempre.
Los niños se quedaron solos.
-Acaba de marcharse…un hada- dijo el niño.
-No, en realidad nunca nos hemos encontrado con nadie-dijo la niña con una sonrisa.
-Tienes razón-dijeron el niño y la niña sonriendo también, y volvieron juntos al pueblo.
Adriana caminaba decidida por el bosque. Decidida… ¿hacia dónde? ¿Debía abandonar a Klever ahora que él sabía ESO?¿Debía continuar en ese momento su misión? ¿Debía perseguir a los encapuchados? Ahora que se habían esfumado, sentía que su misión volvía a ser lo principal. Llevaba ya un rato andando, y temió haberse perdido. Siempre podía volar y analizar su situación, así que siguió andando. Y medio minuto después llegó a dónde le había llevado… ¿la razón?, ¿el instinto?, ¿el deber? O ¿el…corazón?
Klever anduvo por el bosque siguiendo los movimientos de las hojas, las ondas de viento, el olor…
Lo mismo podía estar siguiendo a Adriana que a un cervatillo.
Más tarde los árboles, el terreno, le resultó más familiar. Ya sabiendo dónde estaba, pensó que era allí dónde él solito se había dirigido. Salió de la espesura y vio su casa… y a Adriana sentada en las escaleras que daban a la puerta.
Una zarpa soltó su corazón, y Klever sonrió profundamente. Tal vez Adriana estuviese allí sólo para despedirse, pero estaba allí. Al chico le había horrorizado más de lo que pensaba la idea de perder a Adriana.
Otra entrada para JustLau
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Vale, dije éste capítulo ya estaría en primera persona pero no, está en tercera, y ¡la siguiente entrada será contada por Klever! (En color azul)
PD: Sólo 4 diítas para mi cumple guo-o-ó
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