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Cap 4. Javier y la feria (II)

Klever ya se había levantado nada más salir el sol. Contemplaba como la claridad alumbraba el rostro de Adriana, al que no parecía importarle.

Se escuchaba muy baja la televisión, el telediario, para ser más precisos, El chico lo ponía por si salía algo sobre su hermano, aunque casi prefería que no le pasase nada tan grave como para salir en televisión.

Los ojos de Adriana se abrieron lentamente y Klever desvió los ojos rápidamente al telediario casi inaudible. Adriana se frotó los ojos y siguió la mirada del chico.

-¿Por Javier?- preguntó
-Sip
-No se escucha
-Era para no despertarte-dijo su amigo mientras subía el volumen.

Adriana seguía teniendo una sensación de peligro. Pero ni le daba miedo, ni quería huir.

-Hoy hay una feria medieval en el pueblo. Es muy bonita. Mucho decorado, y no la quitan por la nieve. Al menos, tu inseparable capa no desentonaría- dijo Klever.

Adriana no respondió.

-Me lo estoy pensando-dijo luego. Tenía la cabeza en otra parte.

Se quedaron así un rato. Él miraba las imágenes casi sin verlas, sentado en el apoyabrazos, y ella escuchaba tumbada mientras miraba el techo, aparentemente pensativa.

De repente ocurrió algo que los sacó de su estado. La televisión. Pero no era por Javier.

La presentadora de las noticias empezó a escupir las siguientes palabras: <<Ha desaparecido una joven en el distrito de Lodske. Su nombre es Adriana Medpie y sus padres dicen haberla visto…>>

Adriana se había apresurado a levantarse del sofá de un salto y apagar la televisión.
Por lo menos no les había dado tiempo a sacar imágenes. Había apagado el aparato poco antes de que la presentadora acabase con el titular.

Dirigió una mirada a su compañero.

-¿Sabes? Podría ser una buena idea lo de la feria- dijo Adriana.

-Esa…esa…-empezó Klever
-¡No!
-Entonces… ¿por qué la has apagado?
-Porque ibas a pensar que era yo- Adriana volvió a pensar que mentía de pena.
-Pues es lo que pienso, no te ha salido muy bien.
-Esa no era yo, me crees, o no me crees.
-Te creo-lo dijo para complacer a la chica, aunque en realidad no la creía del todo. Al fin y al cabo, los dos mentían.- Entonces, ¿quieres ir a la feria?

Asintió. Quería hacer algo, por lo menos. Los dos se ducharon (Adriana se acordó de llevar la capa al servicio), se vistieron, asearon y esas cosas mundanamente normales.

Salieron de la casa. Klever guió a Adriana a través de los árboles y más tarde, a través de calles y callejones de un pueblo de rurales casas bajas,  con los tejados nevados y las flores de los balcones escarchadas.
A Adriana se le hubiese antojado precioso si no sintiese que se acercaba cada vez más a aquello fuese-lo-que-fuese que hacía que se le erizasen las plumas de las alas, pero de lo que no podía huir, si no todo lo contrario. Estos pensamientos se le hicieron muy confusos. Ahora sentía que esa era su misión, que tenía que proteger, algo. Sacudió la cabeza. No se entendía ni a ella misma.

Y cuando pensaba que e-s-o estaba justo encima de ella, desembocaron en una ancha calle llena de gente.

-¡Hemos llegado!- dijo Klever, intentando comprender por qué su amiga oteaba el horizonte como un gato a punto de atacar.

A Adriana no le gustó demasiado el lugar. La agobiaba. No era del todo consciente de ello, pero le preocupaba tener dificultades para desplegar las alas y volar en caso de necesidad. Lo mismo le pasaba con los bosques.

-Es muy bonito- dijo Adriana, forzando una sonrisa. No era del todo mentira, otra cosa es que se sintiese o no a gusto. En lo que influían muchos factores. Le latía frenético el corazón. Pero no tenía miedo, al menos, no por ella.

Cogió la mano de Klever y empezó a correr entre la gente, dónde la llevaba el instinto.
Klever no entendía nada. Tras un rato de empujones y pisotones agradeció adentrarse en lugares con menos gente. Adriana lo guió por calles cada vez más despobladas, ya que mucha gente estaba en la feria. No tenía ni idea de lo que se proponía, pero no iba a pararla. Cuando estaban más cerca de su destino, se oyó un grito. Klever tragó saliva y Adriana corrió más rápido.

Llegaron a un callejón sin salida. Había allí cuatro figuras con capas de color negro que sostenían unas espadas apuntando a los cuellos de tres niños normales y aterrorizados.


Continuaré pronto, no temáis ;) (Cómo me lo creo ^^)


Otra entrada para JustLau, ^u^ 
PD: Sólo 6 díitas para mi cumple *o* (Sí, cumplo en halloween, muajajaja)
Por cierto, esta entrada está en tercera persona, el color de la letra es verde por eso (después de éste capi ya vuelvo a la primera persona)

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"Vivo un sueño del que sólo despertaré cuando me duerma"
GRACIAS POR VENIR!! VUELVE PRONTO!! =) =)-----------