-¡Me estoy vistiendo! – Grité, aunque ya estaba vestida.
Inmediatamente la puerta se cerró. ¿Había visto algo? ¿Había visto mis alas?
-Lo-lo-lo siento- escuché al otro lado- Yo no…sabía, sólo quería despertarte porque ya es de noche, me quedé dormido, debería haber llamado a…
-No pasa nada- le corté- Me desperté y usé la ducha, espero que no te importe, no quería despertarte-comenté mientras me acomodaba la capa.
-No…no, claro, no importa.
Abrí la puerta, ya con la bandolera puesta.
-¿Te vas a ir? ¿De noche?
-Sí. Muchas gracias por todo.
-Pero, Adriana, está nevando y hay ventisca. Hace mucho frío fuera
-Siempre hace algo de frío por aquí. – <<Y lo prefiero a ir de día, andando>>, pensé
-¿A dónde vas?- preguntó.
-Aaaal instituto- alzó una ceja. ¡Pero qué…! ¡Qué mal se me daba mentir! ¿No podía haberme nacido algo de inteligencia a juego con las alas? ¡Por pura supervivencia, que con algo tan grande y evidente a la espalda iba a tener que mentir un montón!- ¿Y tú? ¿Dónde están tus padres?- Contraataqué
-Mis padres no me cuidan. Me tutela mi hermano mayor ¿dónde están los tuyos?
-¿Y dónde está tu hermano mayor, a ver?- Pregunté sin responder a su pregunta.
-No lo sé- dijo a media voz
-¿Eh?
-No lo sé. Lleva dos días sin aparecer por casa.
-No tenía ni idea, ¿Lo has llamado?- <<qué pregunta tan estúpida>>> pensé inmediatamente.
-Lo he llamado, la policía está al tanto. Pero lo único que puedo hacer es quedarme a esperar que entre por la puerta. Bueno...eh...no quería entretenerte.
-No, no ¿y no sabes dónde puede estar?
-Mi hermano…Javier…ya ha terminado la carrera y trabaja, pero nunca se ha ausentado dos días sin avisarme, sin tener operativo el móvil. Muchas veces quedaba con sus amigos en un bar …¿Plaza Aduela? Algo así, no sé. Me llamaba y me lo decía, no estaba mucho tiempo. Nada más.
-¿Por qué no me lo habías contado?
-En el fondo no tiene importancia. Todo el mundo piensa que andará por ahí borracho y que un día entrará por la puerta como si nada. Es lo que quiero pensar, aunque Javier no sea así.
¡Ala! Y yo que pensaba mangarle algo de la nevera… ¿y ahora qué? No me podía ir y dejarlo haciéndose ideas cada vez peores, tal vez podía quedarme hasta que volviera su hermano. ¿Y si tardaba mucho? Otro tema de supervivencia; ¿no podían haberme quitado las alas unos pocos de escrúpulos?
Me senté a su lado.
-Seguro que está bien
-Si, son sólo dos días. Y además, he hecho que te sientes.
Reí.
-Sí, funciona.
Sonrió. Bien
-Sinceramente, no creo que sea el mejor momento para salir.- dijo mirando la ventisca por la ventana y frunciendo los labios.
-Yo tampoco- contesté. La ventisca me importaba un comino, el frío no parecía afectarme (¿cosa de las alas? Punto para ellas) y mis alas podrían contra el viento. Pero no le iba a decir que me quedaba por <<pena>>.
--Un poco más tarde—
-¡Mecachis! Me he desvelado- dije al comprobar que no podía volver a conciliar el sueño- Y eso que siento como si se me hubiese caído un edificio encima.
-¿Quieres que ponga la tele?
-¿A éstas horas? Como no quieras ver tv-calls… ¿Llamamos otra vez a la policía?- sugerí.
-Buena idea- dijo cogiendo el móvil
Marcó, preguntó por Javier y su cara me dijo de antemano que no había novedades.
-Nada. Además, ha estado un poco brusco, creo que le he despertado.- tras unos momentos- Tengo un ordenador. ¿Te apetece? Te puedo dar mi facebook, mi tuenti…, ya sabes, ésas cosas normales.
<<Sí, yo también me siento poco normal últimamente>> pensé.
-Normalidad. Perfecto- dije con una sonrisa que me salió un poco cansada.
Bajó un ordenador del piso de arriba. Me enseñó su facebook, perfil de hotmail y de un foro en el que coincidíamos. Yo le enseñé mis blogs, también. Estuvimos hablando de libros ya que el foro trataba de eso.
Hubo un momento algo extraño. Estaba yo con el ratón y en no encontraba la página de favoritos, así que puso la mano encima de la mía para decirme pero la apartó enseguida de un salto.
-Estás fría. ¿Quieres una chaqueta?
-No, está bien. A mí me ha parecido que eras tú el que estaba ardiendo.
Era la primera vez que tocaba a alguien desde que me salieron las alas. Era agradable…y desagradable.
Decidimos no darle importancia.
Me percaté, en aquel pequeño silencio, que el viento había cesado. Miré por la ventana.
-Ya no hay viento- dije, aunque todavía nevaba.
El chico miró el temporal con aire crítico.
-No pensaba marcharme- continué- Pero, hace tiempo que no hay tanta nieve, podíamos salir y disfrutarla, ahora que está bien cuajada.
-¡Tienes razón! Vamos- dijo sonriendo.
Salimos fuera. Inmediatamente una bola de nieve aterrizó en mi cabeza. El responsable miró a todos lados como si no hubiese sido él. Toma bola que le lancé en toda la cara, con sorprendente puntería.
-Qué arte tengo. Casi te la tragas.
Así nos pasamos tirándonos bolas donde más duela, mejor. Y riéndonos como niños.
-¿Hacemos un muñeco?- dijo.
-Vale, muy clásico. Pero te he ganado.
-¿Qué dices? Pero si estás empapada. Oye… ¿has hecho las bolas sin guantes?- dijo mirando mis manos cubiertas de escarcha.
Me encogí de hombros.
Terminamos el muñeco algo después.
-Está algo fofo- dijo el chico
-Y chuchurrío. Mola
-Sí
Se levantó el viento otra vez algo después. Tuve una sensación rara, como de que algo se acercaba. Algo ¿malo? Temí porque el viento levantara mi capa así que sugerí entrar. Entramos. Klever entró en la cocina y salió después con dos tazas humeantes. Enfrié la mía con las manos y soplando, y bebimos. Momentos más tarde, estábamos dormidos. La magia innegable de la leche. Aunque no pude dormir tranquila, había algo, se acercaba, era…peligroso.
Esta entrada es para JustLau, la primera persona en comentarme y en seguirme ¡qué iluuuu! :3